Por alguna razón, siempre me han encantado los ninjas. De pequeño no me perdía ninguna película en la que aparecieran estos personajes, y siempre me han parecido los personajes más chulos que podían aparecer en un videojuego. Esa fue una de las razones por las que me lancé a escribir un artículo sobre la saga “Ninja Gaiden” hace casi un año, y también ha sido uno de los mayores incentivos para conseguir una Xbox 360, ya que la última entrega de la saga era exclusiva para esta consola.

Después de haber dedicado bastantes horas a desmembrar demonios, a disfrutar con los escenarios, y a maldecir a los creadores del juego en algunas ocasiones, creo que es un buen momento para comentar mis impresiones de uno de los títulos más esperados del año.

¿Hace falta argumento?

“Ninja Gaiden 2” no destaca precisamente por su argumento… ¿pero acaso algún juego con ninjas de por medio lo hace? Quizás en las primeras entregas de la saga se tenía más en cuenta este aspecto, pero en esta ocasión lo que importa es la acción, y la trama –que se resume en “bueno salva el mundo”– es sólo una excusa para que nuestro amigo Ryu se pasee por medio mundo para derrotar a bestias, demonios y otras hierbas.

De hecho, algunas de las escenas cinemáticas son realmente embarazosas, y son propias de una película de serie Z. Afortunadamente, Ryu es parco en palabras, y sus apariciones son sinónimo de espectáculo, y se aprovechan las bondades del engine gráfico para regalar a la vista algunos de los momentos más impactantes de esta generación.

Tiñe el monitor de sangre

En cuanto a dicho motor, hay que decir que sus resultados no impresionan tanto como esa joya que fue el primer “Ninja Gaiden” de Xbox, pero es que era realmente difícil conseguir ese golpe de efecto. A cambio, el Team Ninja nos obsequia con unos niveles muy llamativos –algunos escenarios son realmente preciosos–, unas animaciones fluidas, y sangre en cantidades industriales. A todo esto hay que sumar las “obliteraciones” que se pueden realizar a los enemigos, que hacen que los suelos se llenen de brazos y otras partes de sus cuerpos, y que lejos de ser un detalle gratuito, hacen que los combates contra una gran cantidad de adversarios sean más asequibles.

Uno de los principales defectos de las entregas de Xbox fue la cámara, y aunque se ha mejorado, algunas veces nos deja algo vendidos. También es cierto que el desarrollo es realmente frenético, pero quizás se ha apostado más por ofrecer el ángulo más espectacular que el más práctico, y esto a veces redunda en la muerte del protagonista.

Siente cada golpe

Cada arma tiene su sonido característico, y gracias a la estupenda recreación del sonido, sabremos si el tajo que estamos propinando se ha perdido en el aire, si ha servido para llevarnos por delante alguna extremidad de algún enemigo, o si ha rozado alguna superficie, por poner algunos ejemplos. En cuanto a las voces, se agradece enormemente el detalle de que estén disponibles tanto en inglés como en japonés, y personalmente recomiendo ponerlas en el idioma original.

Por otra parte, en la mayoría de las ocasiones la música pasa completamente desapercibida, aunque las melodías –de corte oriental, generalmente– sirven para acentuar la acción en ciertos momentos, o para anunciar la venida de los descomunales jefes de final de fase, que ya son marca de la casa.

El ritmo es la clave

A pesar de que el acabado técnico del juego es francamente bueno, lo que importa realmente es lo que sentimos la guiar a Ryu con el pad de la consola. En esta ocasión, la dificultad se ha suavizado bastante, y en la mayoría de las ocasiones nuestro avatar perderá la vida por nuestra culpa, y no porque los combates rocen lo imposible.

Como novedad en la saga, después de acabar con cada grupo de enemigos, se recarga parte de la salud –cada golpe que recibimos infiere un daño recuperable y otro permamente–, y el número de puntos de salvado es bastante abundante a lo largo de nuestra aventura. Algo que sin duda agradecerán muchos jugadores que dejaron los juegos anteriores por imposibles.

Por otro lado, poco a poco el protagonista va encontrando nuevas armas, y algunas de ellas suponen un espectáculo visual sin precedentes. A pesar de ello, no debemos confiarnos y atacar sin pensar, ya que el arte de cubrirse y de realizar combos para acabar con nuestros enemigos sigue siendo algo fundamental. En cuanto a los “ninpos” –o magias–, se pueden realizar mucho más frecuentemente que antes, y serán de gran ayuda cuando nos veamos acosados por una gran cantidad de enemigos. También hay que destacar el nuevo sistema de cambio rápido de armas con la cruceta digital, un detalle que se agradece enormemente, ya que antes el menú de pausa tardaba lo indecible en cargar.

Conclusiones

Al igual que ha ocurrido con otras sagas de esta generación, esta última entrega de “Ninja Gaiden” no es precisamente revolucionaria, pero sirve para pulir las pequeñas imperfecciones que había en títulos anteriores, y de esta manera ofrecer un producto a la altura de lo que se espera de una consola como Xbox 360… aunque también es cierto que se echan en falta algunas pequeñas mejoras que habrían hecho que “Ninja Gaiden 2” fuera el cenit de los juegos de acción.

Por ejemplo, la gran cantidad de “barreras invisibles” que hay en los escenarios son realmente ridículas, y aunque vienen bien para que no nos caigamos accidentalmente por un precipicio, la agilidad de Ryu podría emplearse para ofrecer rutas alternativas o más zonas secretas. También se agradecería una mayor integración con Xbox Live, más allá de los “leaderboards” y el curioso modo cine, aunque es de suponer que tendremos alguna sorpresa gracias a las siempre bienvenidas actualizaciones.

Pese a todo, este “Ninja Gaiden 2” es de lo mejor del género, y una muestra más de porqué la consola de Microsoft es la favorita entre los “hardcore gamers”. Lo malo es que actualmente el Team Ninja ya no es lo que era después de la marcha de gran parte de su equipo, así que es posible que las próximas entregas de la saga –si es que las hay–, pierdan ese toque especial tan característico al que nos habíamos acostumbrando… ¿Volveremos a ver a Ryu Hayabusa en acción?

Lo mejor:

• Acción constante a un ritmo espectacular.
• El apartado técnico, pese a no ser perfecto, es de nota.
• Las pequeñas mejoras introducidas en el sistema de combate.

Lo peor:

• La cámara nos sigue dejando vendidos a veces.
• El argumento es para llorar.
• Se echa de menos algún modo de juego extra.