“Grand Theft Auto 4”: Grande en todos los sentidos
·Hey, Niko! My cousin!
Varios años después de participar en el desarrollo de joyas como “Blood Money” o “Lemmings”, David Jones creó en 1997, tras un desarrollo de unos 30 meses, uno de los títulos más influyentes de la historia: “Grand Theft Auto”. El juego inicialmente tenía el nombre de “Race-n-Chase” –algo así como “conduce y persigue”–, aunque después adoptaron el término policial utilizado en el robo de vehículos… algo mucho más apropiado, sin duda.
Las dos primeras entregas de la saga –y sus correspondientes expansiones– se caracterizaban por su perspectiva aérea, su libertad de movimientos y por una violencia que ya llamaba la atención, a pesar de no estar demasiado “detallada”. Por otra parte, en el tiempo que transcurrió los dos primeros títulos, DMA Design –la compañía que creó el juego– pasó por varias manos, hasta llegar finalmente a formar parte de Take 2, bajo el nombre de Rockstar North. Dentro de esta vorágine, muchos empleados dejaron las filas de la compañía, y entre ellos se encontraba David Jones, que más tarde fundó Realtime Worlds, que desarrollaría después “Crackdown”… aunque esa es otra historia que ya contaré en su momento.
Quizás el mayor salto de la serie se produjo a finales de 2001, con la publicación de “Grand Theft Auto III”. Este título –que inicialmente fue exclusivo para PlayStation 2–, demostró que las tres dimensiones se podían aprovechar para crear un mundo inmenso, con unas reglas similares a las de la realidad, y cuyo mayor aliciente consiste precisamente en violarlas. Todo lo visto en las dos anteriores entregas está elevado al cubo –nunca mejor dicho–, e hilado con una historia bastante más elaborada que en los títulos anteriores. De hecho, en los créditos del juego podemos ver varios actores de renombre, y la fama de estos fue mayor a medida que fueron saliendo secuelas, y la saga fue cosechando más y más éxito.
Después del genial “Grand Theft Auto: Vice City” –al más puro estilo “Corrupción en Miami”–, se publicó en Octubre de 2004 el que posiblemente sea el título de la saga más ambicioso: “Grand Theft Auto: San Andreas”. A medida que íbamos avanzando en la historia podíamos recorrer recreaciones virtuales de “San Francisco”, “Las Vegas”, “Los Ángeles”, con un avatar que podía ligar –incluso practicar sexo mediante un famoso y controvertido parche para la versión de ordenador–, cambiar de aspecto físico dependiendo de nuestros hábitos alimenticios y deportivos, y mejorar ciertos atributos –habilidad con las armas, capacidad de natación,…– de acuerdo a las actividades que llevemos a cabo entre las misiones.
Aunque fueron llegando pequeños spin-offs y remakes de los títulos anteriores, los fans de la saga estábamos esperando con ansias la verdadera cuarta parte de “GTA”. Después de algunos retrasos, esta entrega por fin llegó a las estanterías a finales de abril de este año para Xbox 360 y PlayStation 3, acompañada de un éxito de ventas que batió varios récords, y con unas críticas excelentes.
Veremos si realmente “GTA IV” es lo mejor que ha ofrecido la industria en los últimos años, y si es tan revolucionario como muchos lo pintan…
Casi una película
Desde el comienzo del juego, ya se hacen patentes las influencias cinematográficas de “GTA IV”. Y es que las escenas generadas por el propio motor del juego tienen poco que envidiar a las producidas en potentes estaciones de trabajo hace unos años, tanto por la calidad de los modelados, como por la fluidez del movimiento de las “actuaciones” de los personajes. Aunque esta vez no se ha recurrido a actores de renombre para dar voz a los distintos personajes que deambulan por Liberty City, el resultado es espectacular, y cuesta no empatizar con Niko Bellic y compañía.
A esto ayuda también la historia que hay detrás de cada uno de estos avatares virtuales, que se va desarrollando a medida que vamos avanzando en las misiones del juego. De hecho, el argumento es el mayor aliciente para llegar al final del juego, y a diferencia de entregas anteriores, no nos vemos tan tentados para “hacer el cabra” en la ciudad, a pesar de que está abierta a que experimentemos en cada uno de los rincones de la misma.
Quizás este es uno de los mayores logros de Rockstar, por encima de detalles técnicos y jugables, y personalmente agradezco que se hayan concentrado en ofrecer una experiencia tan completa y estimulante como la que nos podemos encontrar en esta cuarta entrega de “GTA”.
Un motor gráfico a la altura
Es posible que el motor gráfico no sea perfecto, pero todos los fallos gráficos se compensan con creces con la cantidad de detalles que podemos observar en una partida cualquiera. Por ejemplo, en una persecución a otro vehículo, vemos como saltan las chispas de las farolas al derribarlas mientras hacemos una curva cerrada, o como un buzón revienta y salen despedidas las cartas como si fuera una fuente de papel. Si atropellamos a un viandante, su sangre queda marcada en el pavimento y en la carrocería, e incluso puede que rompamos la luna de nuestro coche con el impacto.
Además, el vehículo que perseguimos puede estar disparando, haciendo que un camión cargado de troncos pierda su mercancía, o que un motorista que se interponga en la trayectoria de las balas salga por los aires. El resto del escenario también es protagonista de la escena, ya que podemos estar cruzando el precioso puente de Algonquin al atardecer y asombrarnos con el increíble juego de luces. Sin embargo, es mejor no despistarse ni un momento, ya que Niko puede atravesar el cristal delantero con un golpe brusco, perdiendo la vida, la misión y un poco de nuestro orgullo.
Este preciosismo gráfico tiene un precio, que se traduce en unos gráficos algo borrosos –a veces quizás demasiado–, objetos que aparecen bruscamente, o texturas que no cargan a su debido tiempo. También hay otros fallos relacionados con la inteligencia artificial y el motor de físicas –como cuerpos que atraviesan paredes en posturas imposibles, o gente que no se detiene a recuperar objetos que se han caído después de un golpe–, pero creo que es algo menor si tenemos en cuenta lo inmenso que es el mundo que ha creado Rockstar.
Doblaje profesional y banda sonora de lujo
Ya se ha comentado que las voces del juego son de gran calidad, aunque tienen el pequeño “defecto” de estar sólo en inglés… salvo por algunos personajes hablan en otros idiomas, incluído el español. Esto se ve remediado por los subtítulos, pero en algunas ocasiones nos costarán un accidente si estamos pendientes de ellos mientras conducimos. Algo totalmente perdonable si nos damos cuenta de detalles como los doblajes alternativos en caso de que tengamos que repetir una misión –algo que hace que sea hasta divertido fallar en alguna de ellas–, o la gran cantidad de horas de diálogo que hay en los shows de comedia, o en los ligues que podemos tener a lo largo del juego.
En cuanto a la música, se conserva el buen gusto escogiendo éxitos de todos los tiempos, y las numerosas radios que tenemos a nuestra disposición nos ofrecen cientos de canciones de gran calidad. Mención especial al curioso gesto de Niko al pedir amablemente a los taxistas que cambien de emisora.
Controlando la situación
Los controles son similares a los que presentaban las entregas anteriores, aunque hay que destacar algunas acciones nuevas. En primer lugar, ahora podemos usar algunas partes del escenario como cobertura, al más puro estilo “Gears of War”. Aunque este sistema no es demasiado fiable –a veces nos quedamos pegados, o el personaje no va a la pared deseada–, lo cierto es que ayuda a no quedarnos tan vendidos como ocurría muchas veces en los títulos anteriores.
Por otra parte, la conducción de los vehículos se ha hecho algo más “realista”, aunque la física de muchos coches no suele jugar a nuestro favor. En las primeras partidas parecerá que estamos manejando una barca en aguas turbulentas, pero si cogemos el truco a los frenos, y robamos un coche decente, protagonizaremos las persecuciones más trepidantes que se han visto en la saga. También hay que señalar que aparecen otro tipo de vehículos como motos, camiones o lanchas motoras, pero generalmente lo más cómodo y usual es coger un coche.
En este sentido, las dos nuevas características que más me han gustado son el GPS y la posibilidad de ir como pasajero en un taxi. El GPS nos indica la trayectoria “legal” hasta cualquier punto que marquemos en el mapa o el próximo objetivo de la misión, algo que facilita enormemente la conducción por la inmensa ciudad. Por otra parte, el hecho de poder coger un taxi por poco dinero –o incluso gratis, con la ayuda de un personaje–, hace que repetir las misiones sea algo poco tedioso –salvo las que obligan a utilizar un vehículo–, y hace que el juego sea mucho más asequible y ameno.
Conclusiones
En conjunto, creo que esta cuarta entrega de la saga “Grand Theft Auto” no es revolucionaria, sino que ha perfeccionado cada uno de los detalles que han ido apareciendo en el resto de títulos. Aunque Niko no tiene tantas posibilidades de personalización como Carl “CJ” Johnson, se desenvuelve en un entorno mucho más vivo, y más cohesionado que nunca.
Esto en parte se debe al móvil, ya que este indispensable dispositivo nos mantendrá en contacto con los personajes, nos proporcionará información indispensable, permitirá que salgamos con nuestros colegas y “ligues” –tanto masculinos como femeninos–, o que pidamos favores a nuestros amigos, y será fundamental para que conozcamos mejor a cada uno de los personajes principales del juego, incluído el protagonista.
Por otro lado, los entretenidos modos on-line dan mucha más vida a un juego que ya de por sí es largo, y ofrecen ideas bastante frescas en el género. Los quince modos multijugador van desde el clásico deathmatch, hasta carreras con disparos incluídos, o incluso un juego de “polis y cacos” que recuerda en parte a “Kane & Lynch”.
En definitiva, puede que este no sea el juego perfecto como han dicho en muchos sitios, pero no cabe duda de que es uno de los mejores ejemplos de lo que puede dar de sí esta generación de consolas. Un mundo repleto de detalles, personajes con carisma, una historia que te atrapa, integración on-line, y un poco de diversión para todos los gustos, teniendo incluso minijuegos de billar, bolos o dardos. ¿Te atreves a descubrirlo?
Lo mejor:
- La cantidad de detalles de Liberty City, y su gran parecido con Nueva York.
- La historia que envuelve a Niko Bellic y al resto de personajes.
- El doblaje y la música: sencillamente geniales.
- Diversión a raudales para uno o varios jugadores.
Lo peor:
- Algunos detalles gráficos no están a la altura.
- A ciertas personas les puede parecer repetitivo.
- Muchas misiones son más de lo mismo y parecen de relleno.