Entrevista a Manuel Bartual
·Una auténtica bestia multimedia
Hacer reir no es nada fácil, pero hay gente como Manuel Bartual que tiene el don de hacerlo cuando le da la gana. Este valenciano de treinta años afincado en Madrid, estudió Diseño Gráfico en la Escuela de Artes y Oficios de Valencia, y lleva desde hace varios años conjugando su pasión por las historietas con el diseño.
Ya en los 90, fue uno de los fundadores del colectivo editorial 7 Monos, en el que publicó varias obras junto a Manuel Castaño. Unos años después, entró en el equipo de Astiberri como diseñador, primero para algunas obras y la desaparecida revista TRAMA, y luego para toda la producción de la editorial. En mayo de 2007 empezó a colaborar en la conocida revista El Jueves con la serie “Sexorama”, y poco después fue contratado por MTV España para crear una tira semanal en el blog “¡Escucha esto!”, dos trabajos que han sido recopilados en forma de libro hace unos meses.
Llevas en esto bastantes años, y has pasado de los fanzines a los webcómics. ¿Tiene algo mágico la autodistribución, o crees que Internet ha revolucionado todo en este sentido?
Internet está revolucionando todo, y creo que nos hemos acostumbrado muy rápido a todas las posibilidades que nos ofrece. Vale, vivimos en el futuro, y cuando nos asomamos a la ventana no vemos coches voladores, pero a mí esto de que un señor pueda ver mis historietas desde la otra punta del mundo tan sólo un segundo después de que yo haga clic en un ratón, si me pongo a pensarlo, es algo que me parece de ciencia-ficción.
Sobre todo si has vivido una época en la que te tocaba sudar tinta para que la gente pudiera acceder a tu trabajo, peleándote con distribuidoras, imprentas y todos los intermediarios que hay entre el autor y el lector. En cualquier caso, yo me alegro de haber vivido todo esto, porque me hace valorar en su justa medida lo que nos ofrece Internet, y como autor es una experiencia que me sirvió para entender bien cómo funciona este negocio.
Además de usar el ordenador para diseñar, o tener un blog para promocionarse, ¿cómo crees que la Internet y la tecnología actual favorece a los autores de cómics?
Creo que nos viene bien para estar en contacto unos con otros, y a mí, que trabajo solo desde casa, me hace las funciones de oficina virtual en la que yo elijo a mis compañeros de trabajo. Para mí herramientas como Twitter, aparte de para promocionar lo que hago, me sirven como sustituto de la máquina de café, a la que uno acude cuando está en una oficina para charlar unos minutitos con otro compañero.
Eso sí, a mí de todo esto de Internet y los tebeos, lo que verdaderamente me interesa es la influencia que algo como Internet puede acabar teniendo en la narrativa de las historietas que se produzcan expresamente para ser leídas en allí, en un futuro no muy lejano. Hasta ahora, la gran mayoría son simples traslaciones de lo que se puede leer en papel, en gran medida porque están concebidas para acabar siendo recopiladas en libros. Pero una vez que los libros electrónicos se hayan hecho un hueco en el mercado, habrá que ver qué tipo de tebeos se empiezan a producir directamente para este nuevo mercado tan vinculado a Internet.
Ahora que lo dices, “¡Escucha esto!” puede leerse íntegramente en Internet por el cómodo precio de cero euros, pero personalmente creo que el soporte de papel sigue siendo esencial para leer un cómic, ¿Crees que llegará a desaparecer, o dispositivos como Kindle son el futuro del medio?
Imagino que lo que puede acabar pasándole al papel es que se convierta en algo así como lo que son ahora los vinilos, un objeto de culto para coleccionistas. Bueno, tampoco creo que se llegue a ese extremo, pero por ahí pueden ir los tiros. Yo de momento sigo prefiriendo el papel para leer cualquier cosa, pero al ritmo que va todo no sé si podría contestarte lo mismo dentro de un par de años.
Además de los cómics, te dedicas al diseño y a la maquetación. ¿De qué trabajos estás más orgulloso?
Bueno, yo siempre quise vivir de hacer tebeos, de modo que es de mi faceta como historietista de la que estoy más contento. Aunque claro, esto no quita para que no me lleve mis buenas satisfacciones con la cosa del diseño. Estoy muy contento, por ejemplo, con la última etapa de la revista TRAMA, la que se encargó de dirigir Elena Cabrera. Fueron tan sólo cinco números, pero en aquel momento eché los restos y creo que el resultado, visualmente, fue una revista bien atractiva y moderna, acorde con lo que se buscaba en aquella etapa de la publicación.
También estoy bastante contento con algunas de las cubiertas que he diseñado para Astiberri partiendo de cero, cuando he de preparar un diseño que no tenga nada que ver con el de la edición original. Hace poco maqueté para la editorial un libro de Joan S. Luna: “Los colores del underground”, que disfruté bastante trabajándolo. Acaba de salir a la venta en librerías.
Me encantó el piloto de “Reflexiones de un oficinista”, pero parece que el proyecto se ha quedado parado. ¿Veremos algo más en un futuro?
Ojalá, aunque como dices, el proyecto anda algo parado. El piloto se encargó de financiarlo y producirlo una productora audiovisual madrileña, Cambio de sentido, la misma que se puso en contacto con Lorenzo Gómez y conmigo para trasladar la serie al formato animado. Trabajamos con ellos en su desarrollo, y una vez listo concertaron entrevistas con varios canales y comenzaron a moverlo. Hubo algún canal autonómico que mostró interés por la serie, pero ninguno podía costear los gastos que supone un proyecto de este tipo.
Habría estado fenomenal que esto cuajara, no sólo por el gustazo de haber podido desarrollar una serie de animación protagonizada por un personaje sacado de mis tebeos, sino también porque creo que habría sido el estímulo que Lorenzo y yo necesitamos para retomar el cómic de “Reflexiones de un oficinista” y sacar tiempo para terminarlo, que se quedó a medias tras el cierre de la revista en la que publicamos los siete primeros capítulos. Pero bueno, quién sabe… tal vez de repente surja alguien interesado en financiar el proyecto de animación. Tampoco pierdo la esperanza.
Has participado en varias revistas sobre cómics, y has acabado co-dirigiendo la que, en mi humilde opinión, es la mejor que se publica actualmente: “El Manglar”… algo que por otro lado no es complicado, dada la falta de publicaciones de esta temática. Viendo la cantidad de revistas que se pueden encontrar en el kiosko sobre música, libros o cine, ¿no crees que los aficionados a los cómics nos merecemos una oferta mayor, o es un mercado demasiado minoritario?
Sí, claro, y no sólo los aficionados, sino los propios autores. Las revistas siempre han sido un buen campo de pruebas para autores que empiezan, o un formato en el que otros ya más consolidados pueden desarrollar historietas que no tendrían cabida en otros sitios. El problema es que, hoy por hoy, quién se lanza a editar una revista, es porque se trata de un loco entusiasta, alguien a quien le sobra el dinero, o ambas cosas. Resulta muy difícil conseguir que una publicación de estas características funcione sin tener una tradición ya establecida, o una gran empresa detrás que se encargue de patrocinarla y promocionarla. Los kioscos ya no son lo que eran.
¿Cómo ves la salud de la industria del cómic en nuestro país? ¿Crees que tenemos un buen nivel comparándonos con el resto del mundo?
Hombre, depende de con quién nos comparemos. Si lo hacemos poniendo la vista en Francia, está claro que perdemos por goleada, pero hay muchos países que miran a nuestro mercado con cierta envidia. Yo creo que vivimos un buen momento, en el que resulta relativamente fácil encontrar un editor que se encargue de publicar tu obra a poco resulte medianamente interesante lo que tengas que ofrecer, y además con unas calidades de edición que me lo cuentan cuando me pasaba las tardes grapando mis fanzines, y no me lo creo. Otra cosa ya es que un autor se pueda permitir el lujo de dedicar seis meses a trabajar exclusivamente en una novela gráfica, y que los ingresos que saque de ello le sirvan para costear esos seis meses de trabajo. Todavía no hemos llegado a ese punto.
Si un zagal que quisiese dedicarse a dibujar cómics te pidiese consejo, ¿le animarías o le recomendarías que se hiciera “oficinista”? 😉
Bueno, probablemente le diría lo mismo que le dije a mi hermano hace un par de años, cuando vi que comenzaba a interesarse más o menos en serio por esto de la historieta: que tuviera en cuenta que vivir de los tebeos es prácticamente una lotería, sobre todo en España, porque aunque como te decía hace un momento estamos mejor que hace unos años, todavía nos falta mucho para tener una verdadera industria. Creo que está bien intentar ganarte el pan siendo autor de cómic mientras tengas un “plan b”, que llegado el momento te cubra las necesidades básicas. Yo he tenido mucha suerte de poder acabar cobrando mis historietas, pero si me formé como diseñador gráfico y comencé a trabajar de ello, fue precisamente porque no tenía claro que finalmente fuera a conseguir vivir de los tebeos. Y bueno, también le diría que si lo de trasnochar no es lo suyo, entonces que ni se moleste en sacarle punta al lápiz. ¡Prácticamente no hay semana en la que no me toque pasar una noche en vela terminando alguna página!
En el cómic, el guión y el dibujo van de la mano si uno no quiere estrellarse. ¿Qué parte te resulta más complicada de realizar?
El guión es siempre lo más complicado, y en cierto modo lo más desesperante, porque nunca sabes si vas a escribir una página en media hora o vas a tardar una semana entera. El dibujo, por otra parte, es algo más mecánico a poco tengas definido tu estilo, y además resulta más o menos fácil calcular cuánto vas a tardar en solucionarlo: en mi caso, entre medio día o día y medio, en función de la complejidad de la página. En la cosa del guión ya depende más, como digo, de lo inspirado que estés.
En más de una ocasión he llegado a tener una página completamente terminada a falta de un chiste que se resistía, y acabas dando vueltas por la casa esperando a dar con el gag que buscas mientras la ciudad duerme, porque te toca entregar al día siguiente: las famosas noches en vela que te comentaba antes.
La verdad es que me ha sorprendido bastante descubrir que tus dibujos los haces a mano, y no con un programa de diseño vectorial. ¿Podrías describir brevemente tu proceso de trabajo y las herramientas que utilizas?
Lo primero que suelo hacer es un esquema de la página, con breves apuntes para cada uno de los chistes. Una vez hecho esto, dibujo un boceto de toda la página que luego escaneo para incluir los diálogos en pantalla, y ver cuánto me van a ocupar. Todo seguido procedo a dibujar los bocadillos y los paso a tinta junto con las líneas de las viñetas con un Edding 1200 (para los bocadillos) y un Edding 1300 (para las líneas de las viñetas). Luego ya paso a dibujar el lápiz definitivo, y a entintar toda la página con un Uni-Ball Eye Fine, repasando varias veces cada contorno. Tras entintar la página ya sólo queda escanear, limpiar las manchas y reemplazar en pantalla el boceto por la página a tinta, y colorear.
La gente tiende a alucinar bastante cuando descubren que no dibujo con Illustrator o Flash, pero lo cierto es que tampoco es que busque deliberadamente ese efecto. A mi estilo he llegado de forma natural, es así como más a gusto me siento dibujando. Y por el momento prefiero seguir así, dibujando en papel, con lápices y rotuladores, antes que con tableta. Paradójicamente, creo que si dibujase con tableta sería para probar un estilo más suelto.
Después de trabajar en “pequeños” proyectos, “Sexorama” fue tu carta de presentación en la revista El Jueves, con otras cachondas aportaciones como “El Detective de la SGAE”. ¿Cómo se lleva la presión de colaborar en una revista semanal tan conocida?
Más que presión, es un auténtico lujazo poder publicar todas las semanas en una revista como El Jueves, con su hueco en el mercado, su tradición, y la enorme difusión que tiene. A veces, te paras a pensar en la cantidad de gente que te lee cada semana, y da un poco de vértigo. Sí que es cierto que, pasada la euforia inicial tras la llamada en la que me comunicaron que “Sexorama” había gustado allí por redacción, y habían decidido apostar por la serie, de repente te das cuenta que vas a tener que entregar todas las semanas sin fallar una sola, y te entra algo de canguelo, pero una vez te pones a ello acabas viendo que no es para tanto. Semanas jodidas las tenemos todos, pero si me dedico a esto es porque lo llevo dentro, porque es a lo que siempre he querido dedicarme. No me oirás quejarme de haberlo conseguido.
Hablando de “Sexorama”… ¿qué opina tu madre sobre estas tiras? 😄
¡Mi madre está encantada! Mi madre… y su peluquera, que es bastante fan de la serie, y desde que publiqué el libro recopilatorio este pasado verano, lo tiene ahí en la peluquería, entre el Hola y el Pronto, para regocijo y risa de sus clientas. Y yo bien contento, claro.
Ya te has reído del sexo, de la música, del trabajo de oficina… ¿qué será lo próximo? ¿Los videojuegos? (Queremos más de lo que se vió en el “Extra Friki” de El Jueves) 😉
De videojuegos he hecho alguna otra cosa más para El Jueves aparte de esa historieta que comentas, y supongo que acabaré dibujando alguna otra en un futuro, pero no sé si podría dar la talla en una serie que tuviera a los videojuegos como tema principal. Creo que el enfoque debería ser parecido al de “¡Escucha esto!”, donde mi experiencia como aficionado a la música desde hace cerca de 20 años, es la base para los chistes que desarrollo. A mí los videojuegos me han gustado desde siempre, y aunque últimamente he vuelto a jugarlos, pasé varios años completamente alejado del mundillo sin tener un mando entre las manos, de modo que tal vez me falte algo de bagaje para afrontar algo así. Aunque bueno, como digo, en realidad todo depende del enfoque. Llegado el momento de tener que desarrollar algo así, seguramente bastaría con dar con el enfoque adecuado.
Por cierto, en una de tus fotos he detectado un Amstrad CPC… ¡que no estaba guardado en una caja! ¿Le sigues dando uso? ¿Cuáles son tus juegos favoritos?
Ese Amstrad lo rescaté hace unos años de casa de mis padres, y lo tengo en el salón de casa un poco a modo de decoración. Pero todavía funciona, ojo. Lo único malo es que la pletina dejó de funcionar hace algún tiempo, así que claro, desde entonces no puedo cargar ningún juego. Si algún voluntario me dice cómo solucionarlo, si puedo comprar una pletina aparte y conectarla al ordenador de alguna forma o algún otro apaño por el estilo, le estaré bien agradecido.
Recuerdo haber echado mis buenas partidas al “Head Over Heels”, aunque a mí el que me tenía enganchado era el de “Batman”. También a otros como “Spirits”", “The Last Mission”, “Bomb Jack”, o “Gauntlet II”. ¡Incluso al “Oh Mummy”, uno de los que traía el ordenador al comprarlo! La mayoría los tengo todavía a mano, de modo que si apaño el tema de la pletina, seguro que acabo jugándolos unas cuantas horas más. Y que le den por culo a tanto videojuego hiperrealista, hombre ya.
¿Te has quedado con ganas de más? Hazle una pregunta en Formspring, y seguro que te contesta, que todavía tiene el mono 😉
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