El descafeinado regreso de EDGE a los quioscos españoles
·Esperemos que mejore en próximos números
Aunque ha tenido sus altibajos, hay pocas cabeceras con una fama y prestigio equiparables a la británica EDGE. Por eso, no es de extrañar que la editorial Globus la trajese a España hace algo más de una década. Puede que ahora no nos acordemos, pero lo cierto es que esa etapa estuvo cargada de cierta polémica, ya que inicialmente había fallos de traducción y también se cambiaron notas respecto a la versión original. Dejando de lado estos aspectos, lo cierto es que las ventas no acompañaron, y después de estar tres años en los quioscos se canceló la publicación en España.
A principios de este verano Panini Revistas anunció el retorno de la revista a este país, aunque no ha sido hasta hace unos días cuando se ha podido comprar el primer número de esta nueva etapa española. Después de haberla leído, la verdad es que se me ha quedado un sabor agridulce, aunque personalmente siempre agradezco el esfuerzo de seguir editando revistas en papel con el duro panorama al que se enfrentan hoy en día con internet.
Empezando por lo bueno, me quedo con la estupenda portada de María Emegé que podéis ver arriba, el diseño en general –aunque se haya cambiado la tipografía en toda la revista por la que no tiene serifa–, la calidad del papel, la poca cantidad de publicidad –solo hay unas cuantas páginas al principio–, y la mayoría de los textos. En este sentido, mucha gente estaba escéptica con las firmas invitadas, y la verdad es que personalmente he quedado gratamente sorprendido con el resultado. Solo hay una, la de Laura Gómez (Azul Corrosivo) que creo que patina un poco, llevando un ejemplo de patriarcado al extremo, en un juego en el que creo que hay precisamente una sutil crítica al respecto.
Por otro lado, además de comenzar con una editorial que no ha sentado demasiado bien a los encargados de la etapa anterior –por la que ya han pedido disculpas–, las críticas a la revista han estado centradas en las traducciones. Además de tener algunos fallos flagrantes en algunos textos y pies de foto, hay fallos de concordancia de número, “silabeos” incorrectos, algunas redundancias y ciertas frases sin demasiado sentido.
Es cierto que muchos hemos criticado de forma ácida estos errores en Twitter, pero creo que la reacción de Sergio Bustos –redactor jefe de la publicación– no ha sido la más correcta. Entiendo que siente mal que se metan con un producto tuyo al que has dedicado muchas horas de trabajo, pero cuando lo que se critica es algo evidente, creo que hay que ser más humilde. Sobre todo cuando el que lo dice es un doctor universitario o un profesor de inglés.
Lo más curioso es que ese hilo viene de un mensaje en el que se intenta defender de todas las críticas recibidas. La impresión inicial es que lo hace de una manera aparentemente conciliadora pero se aprecia cierta soberbia si leemos entre líneas… eso por no mencionar que Laura no se tomó demasiado bien el hecho de que no defendiese su columna de opinión. Que cada uno saque sus conclusiones.
Por mi parte, voy a seguir comprando la revista mientras esté a la venta, aunque creo que si quieren que se convierta en un objeto coleccionable, se deben limar ciertas asperezas en los siguientes números. ¿Cuánto tiempo durará esta vez en los quioscos? Eso ya es más complicado de pronosticar, lo que está claro es que el tiempo pondrá a cada uno en su lugar.