“Duke Nukem 3D”: Hail to the king, baby
·Come, get some
En la historia de los videojuegos ha habido héroes chulescos, pero creo que ninguno supera el carisma de Duke Nukem. Apareció por primera vez en un par de títulos de plataformas de Apogee Software a principios de los noventa, pero no fue hasta 1996 cuando se hizo realmente popular con “Duke Nukem 3D”. Este juego, a parte de contar con una calidad notable, tuvo el acierto de incorporar numerosos gags y secretos a lo largo de todos sus niveles, así como numerosas “babes” pixeladas, a las que el protagonista ofrecía unos dólares para que contoneasen sus caderas… y enseñaran “lo mejor de si mismas” 😉
Por todo ello, las conversiones no se hicieron esperar, primero para Mac, y luego para PlayStation y Saturn, siendo esta última bastante espectacular para la época, gracias al buen hacer de la gente de Lobotomy Software. Después de numerosas mejoras hechas por los fans, la liberación del motor del juego, e incluso una curiosa versión para Mega Drive “Made in Brazil”, el juego ha llegado finalmente a Xbox Live Arcade para el regocijo del personal.
Píxeles como puños
A pesar de que el motor del juego original –llamado Build– permitía ciertas virguerías en su época, tanto los personajes como muchos objetos son simples sprites, y si miramos hacia arriba o hacia abajo no se corrige la perspectiva del escenario, por lo que a día de hoy el aspecto gráfico no es precisamente puntero.
Sin embargo, los chicos de 3D Realms han tenido el acierto de no hacer ninguna mejora al respecto –a pesar de que hay algunos ports modernos que son totalmente en 3D– y han incorporado el típico marco que vemos en este tipo de juegos convertidos a 360. Afortunadamente, hay algunos ajustes gráficos que permiten ver el juego sin filtrado y a toda pantalla –o con unos pequeños bordes negros si tenemos un monitor panorámico–, y personalmente creo que es de esta manera cuando se disfruta como Dios manda.
Damn, that’s the second time those alien bastards shot up my ride!
Las míticas melodías MIDI suenan con más fuerza que nunca, mientras que disfrutamos como gritan los aliens al machacarlos con nuestra escopeta, o incluso a patada limpia. Sin embargo, lo más característico de este juego simpre han sido sus irrepetibles frases –interpretadas por Jon St. John–, que seguro que nos hacen soltar una carcajada en más de una ocasión.
A los amantes del teclado y el ratón les gustará saber que el control está muy bien implementado en el pad de la 360, y a mi me parece todavía más maravilloso si tenemos en cuenta que yo disfruté del juego en su día en mi Saturn. El mapeo de los botones por defecto es bastante intuitivo, aunque los más exigentes tienen la posibilidad de cambiar la configuración a su gusto.
Esperen… ¡aún hay más!
A lo que ya conocemos casi todos, hay que sumar algunas mejoras que hacen aún más grande el juego. En primer lugar, tenemos los típicos extras en forma de artworks y storyboards, y por otro lado tenemos la posibilidad de rebobinar en el tiempo cuando nos maten, para no tener que comenzar el nivel desde el principio. Este detalle está bien para los novatillos, pero los tíos de verdad saben que eso es para nenas.
Por otro lado tenemos la posibilidad de grabar vídeos para demostrar al mundo lo chulos que somos, aunque lo mejor son los modos on-line. Darnos de leches con nuestros amigos –o desconocidos– de la forma más tramposa posible, o jugar en cooperativo en partidas de hasta ocho jugadores no tiene precio… bueno sí, 800 puntillos de nada 😋
Conclusiones
Que un título como “Duke Nukem 3D” llegue a Xbox Live Arcade ya hay que celebrarlo, y si encima lo hace con mejoras, entonces la fiesta es por partida doble. Obviamente no es un juego para todo el mundo, pero para los que quieran un respiro entre tanto título hiperrealista, y prefieran acción sencilla y directa, es una apuesta segura.
Lo mejor:
- Duke Nukem es sinónimo de diversión y cachondeo.
- Los modos on-line son tremendos.
- Algunas armas no han sido superadas.
Lo peor:
- Aspecto gráfico desfasado… pero encantador.
- Lo de rebobinar le quita parte de la gracia al asunto.
- Tener que esperar otra década para la secuela…