Con la nueva demanda de la SGAE, se plantea un curioso escenario:

Pongamos que me compro un CD protegido, y lo quiero escuchar en un medio para el que no está preparado, como por ejemplo algunos reproductores de los coches. Para ello, intento copiarlo en un CD virgen por el cual ya he pagado el famoso canon. Por otra parte, lo quiero oir en la calle en algún reproductor como el iPod, o el iRiver… y vuelvo a pagar el canon.

¿Cuántas veces he pagado por escuchar el disco? Creo que demasiadas.