El Blog de Manu

Japón - Días 10 y 11: Kyoto ruta Sur y vuelta a casa

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Todo tiene un final

Nuestro último día en Kyoto es bastante relajado. En primer lugar, nos levantamos a las diez y después de desayunar nos montamos en la línea Nara de JR. El trayecto era de dos estaciones, y el precio bastante económico: ¥140. El caso es que sin querer cogimos el “servicio rápido”, y no paró en nuestra estación, sino tres más allá. Menos mal que cogimos otro tren normal de vuelta para deshacer el camino hasta Inari.

Desde allí andamos un poco hacia el este y nos encontramos con la entrada del Santuari Fushimi Inari, el inicio de una caminata de cuatro kilómetros.

Santuari Fushimi Inari

Prácticamente en todo el camino estamos rodeados de toriis con un nombre grabado en la parte de atrás, procedente de las empresas y los particulares que han querido dejar su “huella” para tener buena suerte. Si seguimos el sentido normal no vemos las firmas, pero a la vuelta quedan a la vista.

Santuari Fushimi Inari

El trayecto es muy tranquilo, ya que apenas te cruzas con gente ya que, afortunadamente, no está lleno de turistas como otros destinos “típicos”. Vemos varios santuarios, así como alguna tienda para comprar amuletos y recuerdos. De hecho compramos un “Lucky-Torii” en una de ellas por ¥1500, que fue purificado con unas chispas por el vendedor.

Santuari Fushimi Inari

Nos llama la atención un pequeño bosque de árboles de bambú, y un camino que se desvía hacia él. Decidimos dedicar unos minutos a este paisaje, y la verdad es que mereció la pena. Aunque sea difícil describir con palabras, puede que este pequeño video ayude a imaginarse el suave mecer de las cañas y la tranquilidad que se podía respirar allí.

Miniatura de YouTube

A medio camino hacia la cima, hay un mirador desde el que se puede ver una impresionante panorámica de la ciudad:

Vista de Kyoto

Después de un rato subiendo escaleras, por fin llegamos al punto más alto del Monte Inari:

Monte Inari

Al bajar tomamos una ruta alternativa por la derecha, y vimos algún santuario con ranas, así como un pequeño pueblo.

Inari

Al dejar Inari, vamos andando hasta la estación de Jujo, aunque hacemos un pequeño alto para comer. Al cruzar un puente, tenemos la siguiente vista del sur de Kyoto:

Vista del sur de Kyoto

Después vamos andando por una zona industrial, algo fea y triste, todo hay que decirlo. En unos minutos llegamos hasta las oficinas de Nintendo, aunque no pude cumplir mi sueño de estar dentro… pero todo se andará.

Oficinas de Nintendo en Kyoto

A continuación vamos al norte hacia la estación de Kujo, y nos cruzamos con algunos niños que salen del colegio.

Camino en Kyoto

Al llegar allí giramos al oeste para ver el Templo To-ji. Alberga la pagoda de madera más alta de todo el país –57 metros–, y la entrada cuesta ¥500, aunque nosotros optamos por descansar en el parque.

La pagoda del Templo Toji

De camino al hotel pasamos por un barrio muy tranquilo, en el que los vecinos tenían decorada la calle con varias macetas.

Macetas en Kyoto

Justo antes de llegar vemos una tienda de manga y juegos de segunda mano y decidimos entrar. Compro algunas cosas interesantes, como un “Shikigami no Shiro II” de Gamecube edición limitada, la película de “Final Fantasy VII Advent Children”, y un par de guías para juegos de Saturn y Nintendo 64, entre otras frikadas.

Por último volvemos al hotel después de comprar algo para merendar y cenar. Aprovechamos para ver la capilla que había instalada en el centro, con una cúpula de cristal:

Capilla en el New Miyako

Después nos avisan en recepción que tenemos un mensaje, que ponía literalmente:

Will you pick you up at 6:15am tomorrow morning. Please wait in a lobby.

Engrish power 😄

Hacemos las maletas y nos preparamos para el viaje de vuelta.

Al día siguiente, al hacer el check-out, nos comentan que nos espera un taxi, ya que éramos pocos para un autocar. El viaje hasta Osaka dura algo menos de una hora, y afortunadamente la agencia se hace cargo de una carrera de unos ¥9500…

El buen trato de los japoneses se nota cuando en el aeropuerto los auxiliares de tierra se despiden con la mano, y hacen una reverencia cuando se aleja el avión, tanto en Osaka como en Narita. Muchas horas después llegamos agotados a nuestra casa, después de haber esperado en tres aeropuertos. Sin embargo, sentimos que la experiencia ha merecido mucho la pena, y no nos importaría repetirla.