El Blog de Manu

Japón - Día 3: Tokyo Tower, Palacio Imperial, Asakusa, Ueno, Ikebukuro

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Descubriendo la tierra del Sol Naciente

Madrugamos, desayunamos y nos preparamos para la pequeña excursión por la ciudad que nos espera. Al lado de la recepción está el punto de encuentro de Sunrise Tours, dónde vemos a dos parejas más de españoles, y el resto norteamericanos.

Nos montamos en el autocar y nos dirigimos a la Estación de Autobuses de Hamamatu-cho, cerca del puerto. De camino vemos como muchos japoneses se dirigen al centro de trabajo.

Excursión por Tokyo

El primer destino es la Tokyo Tower, una copia de la Torre Eiffel, aunque unos metros más alta. A decir verdad no impresiona tanto como la de Paris, aunque también se puede deber a que los edificios colindantes también son enormes.

La Tokyo Tower proyectando su sombra

Subimos al observatorio y las vistas merecen bastante la pena, aunque también hay que decir que hay varios lugares elevados con miradores gratuitos en Tokyo. Algunos edificios que destacan el paisaje urbano son la Mori Tower de Roppongi Hills, el edificio del Gobierno Metropolitano de Tokyo, el Sunshine 60, la Tokyo Opera City Tower o la Shinjuku Park Tower. Lástima que el tiempo estaba nublado y no llegamos a ver el Monte Fuji desde aquí.

Vistas desde la Tokyo Tower

Dentro de la Torre había varias tiendas con souvenirs, alguna con recuerdos de la omnipresente Hello Kitty.

VTiendas de la Tokyo Tower

A continuación nos dirigimos a la explanada del Palacio Imperial, lo más cerca que se puede estar del mismo. Allí tenemos unos minutos para hacer alguna foto a los alrededores.

El Palacio Imperial de Tokyo

El autocar nos lleva después a Asakusa, pasando por Akihabara y Ueno, que serán objeto de visita posteriormente. En Asakusa pasamos primero por la Puerta Kaminari y luego recorrimos la calle Nakamise, llena de tiendas con comida para tomar, así como todo tipo de recuerdos para el turista.

Asakusa, Tokyo

También vimos a un tipo con multitud de cachivaches que era un imán para los chavales. Imitaba a varios personajes de manga con posturas que no tenían desperdicio.

Asakusa, Tokyo

Cerca del Templo Senso-ji –dedicado a la diosa Kannon--, realizamos un rito que nos dice nuestra suerte. Para ello primero sacamos un palo largo con unos kanas escritos de un bote de metal que nos indica que cajón abrir, para posteriormente coger un papel que muestra nuestra buena o mala fortuna. Posteriormente lo doblamos y lo atamos en un lugar preparado para tal efecto.

Asakusa, Tokyo

En las proximidades del Templo Budista también había una hoguera para purificarse –la gente se echaba el humo encima del cuerpo y sobre la cabeza–, así como una impresionante pagoda y varios santuarios sintoístas.

Asakusa, Tokyo

El Templo es el destino de muchos budistas y turistas, aunque estos tienen la entrada vedada. En el medio, como es habitual, hay un lugar para depositar una limosna y hacer una oración.

Asakusa, Templo Sensoji

Detrás hay una explanada dónde nos esperaba el autocar. Pudimos ver una estatua Kabuki y algun santuario más.

Asakusa, Estatua Kabuki

Una vez montados en el autocar fuimos a la zona de Ginza, pasando por el Teatro Kabukiza, y los edificios de Sony y Toshiba. Allí nos invitaron al Centro Tasaki, dónde nos explicaron el proceso de cultivo de las perlas y sortearon una que sacaron “en directo” de una ostra. Lástima que no nos tocó 😋

Perlas

Al terminar la charla nos llevan al hotel. Seguidamente intentamos cambiar dinero en varios bancos sin éxito –aceptaban solo dólares–, y en un Citibank nos dirigen a un local en el Lumine II dónde manejaban euros y otras monedas. Al llegar y tras observar que el cambio era mejor que en el hotel, intentamos cambiar. Sin embargo luego vemos que el tipo era bastante peor al llevar efectivo y no cheques de viaje, con lo que terminamos cambiando en la recepción del Keio Plaza.

Tras esto nos dirijimos a la línea Yamanote de JR, que conecta los principales puntos neurálgicos de la ciudad. A diferencia de otras redes como en las de Madrid, en Japón se paga en función a la distancia recorrida, y no un precio fijo. Por cierto, existen tres tipos de “Metro” en Japón: las líneas JR –generalmente por superficie–, las Toei y las Eidan –también conocidas como Tokyo Metro–. El viaje en las JR suele ser más agradable, ya que vas viendo la ciudad mientras viajas de un lado al otro.

Al sacar el billete, un japonés nos ofrece ayuda en castellano –un gran detalle por su parte–, y nos dirigimos a Ueno. Ya era la hora de comer, así que damos una vuelta para buscar algún restaurante. Nos encontramos con varios con los típicos platos de plástico en la entrada, y dentro sacamos un ticket de lo que más nos gusta en una máquina para tal efecto. Luego lo enseñamos al camarero y al instante te sirven un vaso de agua que van rellenando a medida que se vacía. En pocos minutos disfrutamos de nuestra comida y vemos como la gente alrededor nuestro come a una velocidad de vértigo, y eso que nosotros comemos rápido. Al lado tenemos una especie de cebollitas y otros condimentos para aderezar el plato a nuestro gusto.

Comida en Ueno

Al terminar volvemos al parque, que alberga varios Museos, el Zoo y el Templo Toshogu. Además hay varios estanques anexos, en los cuales es posible dar un paseo en “barcas cisne”. También hay que decir que es uno de los lugares dónde más pobres se ven en la ciudad, algo que varias ONG está intentando solucionar.

Ueno

Después nos dirigimos a la calle Ameya-Yokochu –conocida popularmente como Ameyoko–, y en el camino nos cruzamos con otros salones de SEGA. Por cierto, no estoy tan gordo como aparenta la segunda foto 😉

Mercadillo

Una vez en el mercadillo vemos un hervidero de puestos de comida, ropa, y otras curiosidades como varias tiendas de accesorios de golf. Es un deporte bastante popular en Japón en los últimos años, así como el beísbol –deporte nacional–, el fútbol o el tenis.

Tiendas

Más tarde nos dirigimos a Ikebukuro, para ver de pasada los centros comerciales Tobu, Seibu, y Sunshine City, y visitar el Toyota Amlux Auto Salon, un curioso “museo” de varias plantas dónde se exhiben varios modelos de la marca, así como las últimas tecnologías en materia de conducción. Además se pueden probar todos los coches y ver detalles como el motor. Bastante curioso.

Coches

De vuelta a la estación de Ikebukuro entramos en un SEGA Arcade, dónde echamos una partida al “Taiko No Tatsujin”. Una de las plantas estaba dedicada a las chicas, con varias máquinas dedicadas a hacerse fotos, así como varios disfraces y kimonos para probarse.

Recreativos

Allí nos pasó algo curioso, ya que al intentar cambiar un billete de ¥10000 se estropeó la máquina y solo dió cambio de ¥1000. Al intentar explicárselo a los dependientes se dan cuenta del problema –no sabían inglés–, y una vez solucionado nos hacen varias reverencias, algo muy común por allí.

También había otra planta dedicada al juego online, con máquinas de carreras de caballos, “Quest of D”, “Gundam 0079” o “Key of Avalon” entre otros; así como otra dedicada a los Pachinko, una verdadera pasión en Japón –hay miles de tiendas dedicadas–. Aprovecho también para echar una partida al “Virtua Fighter 5”, y aunque gano el primer round con Sarah luego me derrotan con facilidad. La verdad es que tampoco se aprecia un salto tecnológico muy alto, pero tampoco le hace mucha falta, ya que la anterior entrega era excelente.

Al volver a Shinjuku nos equivocamos de salida, pero nos sirve para ver una nueva zona y descubrir una tienda am/pm muy cerca del hotel, dónde compramos el desayuno y algo para cenar.

Shinjuku este