Anoche estuvimos en este musical de Nacho Cano, y la verdad es que me ha dejado un sabor agridulce.

He de reconocer que algunos números son muy buenos y sorprendentes, así como la parte final, donde el público realmente participa.

Sin embargo, las casi cuatro horas que dura el espectáculo a veces se hacen pesadas, ya que la obra en sí es bastante insulsa, inconexa y con un humor que en muchas ocasiones roza lo absurdo y soez. Hay personajes que sobran y que sobreactuan demasiado, la historia de “amor” es sencillamente patética y el protagonista no tiene ningún carisma. Eso sin tener en cuenta que a veces las canciones se meten “con calzador”, salvo algunas excepciones en las que realmente quedan bien.

Hay un mensaje que me gustaría destacar, y es la campaña antidroga que promueve, viendo como todo tipo de sustancias destruyen a “Colate”, el amigo del protagonista. Este personaje, junto a “Chakas” y el dueño del bar, son sin duda lo mejor de la obra.

Me alegro de haber visto anteriormente Fama, ya que me ha hecho ver que un musical no debe basar su éxito en el hecho de que las canciones sean conocidas, sino en su calidad. La obra está mucho mejor llevada y sin duda los actores cantan mucho mejor. Además la acústica del Teatro Movistar –el antiguo Rialto–, es bastante pobre comparándola con la del Teatro Calderón.

Siento ser tan crítico con una musical totalmente español, pero a pesar de ser fan de Mecano y de las canciones de Nacho en general, creo que podría haber ofrecido mucho más.