Arcade Mania: The Turbo-charged World of Japan’s Game Centers
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Este kilométrico título corresponde a un original libro que tenía pendiente desde hace un tiempecillo, y que por fin he podido leer en un par de tardes. Brian Ashcraft –uno de los editores de Kotaku–, con la ayuda de Jean Snow y de Yuki Nakano, ha sacado adelante una obra bastante interesante, y que como se puede deducir, trata sobre la cultura de los arcades en las tierras niponas.
Aunque no es algo que inventaron ellos –recordemos que los arcades tienen raíces americanas–, los japoneses los han ido haciendo suyos, y los mejores juegos tienen su sello particular. Además, en occidente poco a poco los salones recreativos han ido perdiendo fuerza hasta prácticamente desaparecer, mientras que en Japón todavía sobreviven gracias a gigantes del mundo de los arcades como SEGA o Taito. En las casi doscientas páginas del libro, se cuentan numerosos detalles sobre el origen de estas y otras compañías, y la gracia es que participa tanto gente conocida en el mundillo, como jugadores aficionados a los diversos géneros que se tratan en cada capítulo.
Este detalle de separar los juegos por “familias” me parece un acierto enorme, ya que cada una de ellas merecería un libro por sí misma, sobre todo por los diversos tipos de jugadores que abarcan. En concreto, estas son las nueve partes en las que se divide “Arcade Mania”:
- Juegos de capturar regalos. El libro comienza con las conocidas máquinas en las que tenemos que conseguir atrapar diversos objetos con la ayuda de unas pinzas y una palanca. Sorprende saber que existen auténticos expertos en la materia, y que en Japón se celebren torneos con este tipo de juegos.
- Juegos de hacerse fotos y pegatinas. Alguno seguro que se está llevando las manos a la cabeza, pero en ese país estas máquinas son un éxito rotundo desde hace unos años. Allí se conocen como Purikura –término derivado de la máquina original, “Print Club”–, y llenan plantas enteras de algunos salones recreativos. Aquí seguimos con los fotomatones aburridos de toda la vida…
- Juegos musicales. Aquí empezamos a entrar en terreno hardcore, con los precursores de “Guitar Hero” y “Rock Band” -una evolución de algunos juegos que ha producido Konami-, aunque también se ven títulos más “asequibles” para todos los públicos, como la conocida saga “Taiko no Tatsujin”.
- Shooters. Desde “Space Invaders” a “Ikaruga”, se repasan algunos de los títulos claves del género, con la inestimable ayuda del especialista Kenta Cho, que nos ha brindado joyas gratuitas como “Noiz2sa” o “TUMIKI Fighters”. Por cierto, este último ha sido versionado recientemente para Wii como “Blast Works”, y tiene una pinta excelente.
- Juegos de lucha. En el quinto capítulo se cubre otro género estrella para algunos aficionados, con “Street Fighter II” como protagonista. También aparecen los orígenes de “The King of Fighters”, “Virtua Fighter”, y otras sagas que seguro que hacen saltar alguna lagrimilla a algunos fans.
- Juegos de azar. Este capítulo es mucho más oriental, ya que está dedicado a las partidas virtuales al Mahjong, así como a las omnipresentes máquinas de Pachinko y Pachi-slot… bueno, al menos por allí 😉
- Máquinas dedicadas. El genial Yu Suzuki comenta alguna de sus joyas y de sus “muebles” favoritos, y es que este japonés ha creado algunas de las recreativas más espectaculares, como “Out Run”, o “G-Loc”. Sin duda, en esto SEGA es la reina indiscutible.
- Juegos retro. El penúltimo capítulo trata sobre los juegos que iniciaron toda la cultura arcade, y quién mejor que una personalidad como Goichi Suda -artífice de juegos como “Killer 7” o “No More Heroes”- para hablar sobre ellos. Es tan bueno que se me ha hecho cortísimo…
- Juegos de cartas. No, no trata sobre el Mus o el Póker, sino sobre la sensación que ha llegado en los últimos años con los juegos en los que usamos diversas cartas con código de barras, o un chip, para ganar batallas… o nuevas cartas. Niños y adultos están enganchados, y muchos creen que este es el futuro de los arcades.
La verdad es que la lectura del libro se hace bastante amena, y sólo se echa en falta una mayor profundidad en algunos temas que sólo se tratan de pasada, aunque supongo que es una buena excusa para nuevos volúmenes. Además, es un libro muy compacto y fácil de llevar, con un diseño excelente.
Por otro lado, me alegra ver como poco a poco vamos teniendo una literatura especializada de calidad, que invita a conocer y a reflexionar sobre la industria los videojuegos, y a ver estos como un entretenimiento más, y no como algo sólo para críos…
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