El Blog de Manu

Japón - Día 7: Odaiba

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La isla artificial de la bahía de Tokyo

Nos levantamos a las ocho y cuarto, y en unos minutos nos avisan por teléfono de que el desayuno está listo. Bajamos a la recepción y enfrente están las salas dónde se toma el desayuno. Nos sentamos en un cojín y al quitar la servilleta que cubría la comida, vemos un conjunto de cuencos y la señora nos sirve otro de arroz blanco. Una experiencia bastante distinta a “la occidental”…

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Subimos a la habitación y cogemos algunos “bártulos”, preparándonos para un dia ocioso en Odaiba. Como detalle curioso, al dejar la llave en recepción nos dan unas piruletas.

Damos una vuelta por Nakamise, y vemos algunos puestecillos de comida nuevos y más ambiente en general, al ser fin de semana. Seguidamente nos vamos a la terminal de “buses acuáticos”, viendo que hay varias líneas para Odaiba, aunque nos decidimos por una que nos lleva directo en 50 minutos.

A las 10:05 salimos en un barco muy moderno: el “Himiko”, diseñado por el mismísimo Leiji Matsumoto, creador de “Galaxy Express 999”, “Capitan Harlock” o “Interstella 555”, el anime con música del grupo francés de “Daft Punk”. No en vano, algunos de sus personajes estaban en la cubierta del barco.

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Vamos pasando por bastantes puentes, cada uno de un color y estilo particular, viendo detalles como el edificio Bandai o la Tokyo Tower, hasta llegar al “Rainbow Bridge” que lleva hasta Odaiba.

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Al llegar a la isla artificial, damos un paseo hasta la pequeña réplica de la Estatua de la Libertad, donada por el gobierno francés hace unos años. Junto con el Rainbow Bridge forma un curioso paisaje.

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Después vamos a Fuji TV, con su perro azul de mascota a la entrada. El edificio, diseñado por Kenzō Tange, es muy futurista y en él destaca la esfera-mirador que hay en la parte superior. La entrada cuesta ¥500, aunque hay una zona gratuita.

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En la planta 25 compro un pin conmemorativo de “Dragon Ball Z”, y vemos como la gente va sellando unas hojas para demostrar que has ido visitando todo; luego a la salida nos dan unas postales al enseñarla. Después vamos visitando un pequeño museo de la tele, estudios, y pasamos por lugares para hacerse fotos curiosas. Lástima que muchos programas ni nos suenen…

En la tienda compro una servilleta de “Dragon Ball” y un pin de “Marco”. A la salida, al mostrar la hoja sellada nos dan unas postales con el perro-mascota de Fuji TV.

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Después nos dirigimos a Palette Town, donde hay varios centros comerciales y el Toyota City Showcase, dentro del complejo Mega-web. Visitamos Venus Fort, un precioso centro dedicado a tiendas para mujeres con una ambientación renacentista. La ropa y los zapatos están sorprendentemente baratos, sobre todo comparándolos con el nivel adquisitivo de allí.

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Después nos vamos al Mega-web, dónde hay coches más espectaculares que en el Amlux, y algunas atracciones. Nos montamos en una cabina con el “Gran Turismo 4",en el circuito del Fuji. Después probamos una máquina para probar los reflejos –saco 49 de 85 en el nivel intermedio–, y nos montamos en un coche eléctrico por ¥200, en el que se podían probar muchas cosas, aunque se conducía sólo por un circuito que recorría el complejo. Luego en el “Mega Teather” vemos el mismo circuito de antes del GT4, pero en una pantalla gigante con asientos móviles. Por último vemos unos prototipos de la marca, y una demostración del “vehículo del futuro”.

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Comemos algo en la plaza y nos acercamos a ver el Big-Sight, el centro de convenciones más grande de todo Japón.

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Deshacemos el camino y nos montamos en la noria más grande del mundo, con una altura de 115 metros. El viaje vale ¥900 y dura 16 minutos, con unas vistas preciosas. Escogimos la cabina transparente, aunque la pega es que tuvimos que esperar bastante para subir, mientras veíamos como en el resto la gente se subía más rápido.

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La última parada es el SEGA Joypolis, un parque de atracciones de tres plantas con varias “recreativas gigantes”, que van desde un simulador de skateboarding hasta versiones especiales de recreativas como “House of the Dead 4” o “The Lost World”. Si queréis ver más fotos, así como una descripción más detallada de las atracciones podéis ver esta página.

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Como nota curiosa, ganamos en la carrera de “Power Sled” –no hagáis caso de System 16, los controles funcionaban perfectamente–, y vimos varios cuadros de gente famosa que había visitado el parque, como Michael Jackson, Leonardo Di Caprio, Tobey Maguire o Haley Joel Osment. Por cierto, no os perdáis la atracción de Zathura, de lo más original y caótico 😄

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Algunos consejos: id a partir de las cinco y os ahorraréis ¥1000 en el pase. Como cierra a las once da tiempo a ver todo, aunque las colas iban algo lentas porque explicaban el funcionamiento de la atracción a cada persona cuando se montaba. No llevéis mochilas encima, ya que luego se hace molesto dejarlas en las taquillas de cada atracción. Otra opción es dejar las cosas en una taquilla de pago –de ¥100 a ¥300 dependiendo del tamaño–, y te despreocupas de ellas.

Al salir –cerca de la hora de cerrar del Joypolis–, nos fuimos directamente al tren –línea Yurikamone–, ya que el último pasaba un poco más tarde de las doce de la madrugada. Cruzamos el mar por el Rainbow Bridge, y en Shinbashi cogemos el Metro hasta Asakusa. Al principio nos costó encontrarlo, ya que la zona estaba de obras y los carteles sólo estában en japonés.

Cenamos algo y después nos dimos un relajante baño en los baños públicos del Ryokan, en los que afortunadamente no había nadie por ser bastante tarde.